Cuando decidí venir a vivir al Sur, creí que iba a encontrar un sitio a mi medida en Torremolinos.
¿y por qué Torremolinos?
Pues porque allí pasé los mejores veranos de mi infancia. Algún día contaré en el blog cómo transcurrían esos veranos de los 70..
Parece muy fácil tomar la decisión de cambiar de vida. Radical. Y a los cincuenta!
A ver, creo que sólo hay que tener dos ideas muy claras:
– pensar en uno mismo
– tener ilusión
Claro que mis circunstancias personales eran las mejores, pero no tanto como pudiera parecer. Los hijos, aunque son mayores, siempre nos necesitan. Además si algo caracteriza a las mamis españolas, es ese apego a los hijos tan grande que tenemos, y así cumplan años, los seguimos viendo pequeños pequeños pequeños..
Los míos decidieron quedarse en Madrid, por lo que comencé a buscar mi casa, a mi medida, por Torremolinos.
Ya había visto cositas por internet, miras y miras, esta zona me gusta, esta zona no,esta es más cara, aquella menos, ¿y por qué será? Recuerdos de mi infancia, La Carihuela, el espigón, el Hotel Pez Espada..
Y entonces pensé en la primera ocasión que visité el pueblo de Benalmádena. Me enamoré de sus calles y callejuelas, de sus naranjos y limoneros, de los intensos árboles de jacaranda que teñían de color violeta la recién estrenada primavera, me enamoré del color blanco de las casas, de la Ermita, de sus alegres habitantes, de los pinchitos a la brasa, de los jardines del muro…DIOS MIO..qué hago yo?
Los recuerdos de mis veranos infantiles en Torremolinos, no pudieron con la visión adulta de la belleza de Benalmádena. Y comencé a buscar aquí.
Y si buscas, encuentras.
No es una leyenda que los madrileños, al no tener mar y vivir a más de cuatrocientos kilómetros de el, nos empeñamos en comprar casas con vistas. Es como si el mar tuviera que estar en frente mío para sentir que vivo en la Costa. Le pregunté a un agente inmobiliario y contestó con una sonora carcajada.. era cierto..es un plus ver el mar desde la casa para un madrileño. Que se le va a hacer. También es un plus vivir en el Madrid de los Austrias, rodeada de tejadillos y buhardillas y despertarte con las campanas de la Iglesia de Santiago. Todos tenemos pluses.
Total, que deseché mi infantil recuerdo y me puse manos a la obra.
No recuerdo cuantas casas vi, muchísismas. La mayoría pisitos muy bonitos, con garage, sin garage, con trastero, sin trastero, con balcón,con piscina, sin piscina, sin balcón, baratos y más caros. Y pasaba el tiempo.
Y tenía muchas ganas de sacar mis cosas,mi vida,del trastero para poder comenzar otra en el Sur.
Además ya sabía que hola-costadelsol.es me iba a proporcionar muchas alegrías.Lo confirmo mientras escribo este blog.
Un día paseando por el pueblo vi un cartel en una casita blanca : SE VENDE.
En cuanto la ví supe que sería mi refugio. Mi hogar.
Es una casa especial, la reformé a mi medida. Es una casa abierta. Para mi familia, mis hijos, mis queridas amigas que bajan a visitarme de vez en cuando desde Madrid.
Es la casita donde los alumnos que quieran, tienen las puertas abiertas para aprender nuestra maravillosa lengua española, y también aprender nuestra cultura y costumbres. Incluso gastronomía, pues podemos aprender español cocinando, por qué no? De lo que se trata es de aprender divirténdonos!
Por eso decidí vivir aquí.
Esta casita tiene, además, un plus. Mi plus. Es la azotea.
La terracita de mi casa de Benalmádena. Y se ve el mar!
La terracita es terracita. Ni muy grande, ni muy pequeña. Las vistas del pueblo desde arriba son muy bonitas. El día del Corphus Christi pasado, estuve escuchando el paso de la Custodia y la Banda de Música Municipal. Desde la terracita puedo ver la Iglesia de Sto.Domingo de Guzmán y los jardines del muro. También al fondo, la sierra y hasta la Estupa Budista. Y un pedacito de mar.. Sólo mirando el paisaje es una especie de relajación absoluta. ME ENCANTA!
Si. Es maravilloso poder vivir en un lugar como este.
y subir a la terracita, un regalo del cielo.